Breves apuntes de la simbología cofrade

Dos ejemplos de espinos a los pies de la cruz. Foto: Rafa Cazalla.

Ni soy Robert Langdon, ni mucho menos la Semana Santa tiene nada que ver con El Código Da Vinci. Sin embargo, podemos encontrar simbología o curiosidades en el patrimonio que las Hermandades sacan a la calle en estos días, y considero interesante que se vayan conociendo algunos detalles para que podamos interpretarlos cuando los veamos, y así nuestra postura no sea simplemente la de ver pasar una procesión mientras comemos una bolsa de pipas, sino que llegue a ser un poco más enriquecedora y entendamos mejor lo que se representa ante nuestros ojos.

Es importante resaltar que la estética no debe primar sobre la simbología, pues hay elementos que tienen un significado y no deben estar o desaparecer por casualidad o por gustos. Ni siquiera porque se haya acordado en el seno de una Junta de Gobierno. Todo tiene un porqué y no vale todo.

Veamos algunos ejemplos que puedan ayudar a entender todo esto.

Empezaré por algo que ha llamado la atención de muchos. Podemos encontrar en la Biblia numerosas citas que hablan de cardos y espinos a consecuencia del pecado; podríamos analizarlas una a una pero por extensión, pondré únicamente una de ellas que es bastante ilustrativa. Ya en el libro del Génesis, el primero de la Biblia, leemos después de que Adán y Eva cometieran el pecado original comiendo del árbol prohibido: “maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo” (Gn. 3. 17-18)

Por esta razón, plantas como espinos o cardos han sido desde siempre relacionados con el mal, con el pecado; de ahí que no se las podamos poner a ninguna Virgen, ni a Cristo después de ser crucificado. Antes sí, sobre todo es muy apropiado en el Nazareno, porque va cargando con los pecados. Es muy común ver túnicas de Cristos con bordados de cardos, como en el Gran Poder de Sevilla, precisamente por este motivo. Sin embargo, una vez crucificado y muerto no debe ponerse porque Cristo con su muerte venció al pecado, y ya no tiene sentido esa planta. Es más, podríamos identificar a Cristo con un hombre pecador, o a la Virgen con una mujer pecadora, con lo que el mensaje que lanzamos es justo el contrario al que deberíamos transmitir. Muchos podrán decir que se ponen cardos para representar el Calvario, pero como decía al principio, no todo debe valer.

Velas “rizás” en el paso de Ntra. Sra. de la Esperanza.
Foto: Rafa Cazalla.

Otro detalle simbólico son las velas con flores que llamamos “rizás”, que no son un mero componente estético, es decir, no deben estar en un paso de palio porque nos parezcan simplemente bonitas. Son, al igual que las bordadas en bambalinas, mantos o sayas; símbolos de la felicidad en la vida a la que llegamos por Cristo y, por tanto, deben verse siempre; no pueden estar tapadas por la propia candelería o por las flores o jarras si las ponemos en el frontal del paso. Y siempre deben ir delante de la Virgen porque las “Marías”, anuncian a la Virgen y no tiene razón que las pongamos en los laterales, además de otros motivos distintos a los simbólicos que no vienen al caso.

En cuanto a los palios con mallas, como es el caso del de Ntra. Madre de Dios y del Rosario, tampoco son un capricho estético. Es una simbología que viene dada por una creación de Juan Manuel Rodríguez Ojeda, quien fuese diseñador en origen y, posteriormente bordador, que revolucionó la Semana Santa de Sevilla y por ende, la del resto de localidades porque todos bebemos de ella. Él realiza este tipo de ventanas en las bambalinas con un sentido que me parece muy teológico, pues lo hace de la misma manera que se ponen ventanas en las capillas sacramentales para que entre luz en el siglo XVIII, o en los transparentes que iluminan un sagrario. Y es que María es el primer Sagrario porque su vientre es el primer lugar donde estuvo el Cuerpo de Cristo. De hecho nosotros, casi sin darnos cuenta, solemos cantárselo a la Virgen de la Luz en su himno: “Eres de la Trinidad (Dios) Sagrario”. Es decir, a través de la malla entra la luz que ilumina a María como primer Sagrario de Cristo.

Palio de malla de Ntra. Madre de Dios y del Rosario. Foto: Rafa Cazalla.

Hablando de palios, si nos fijamos en el de Ntra. Sra. de las Lágrimas (desafortunadamente este año no tendremos ocasión verlo), podemos pensar que tiene un diseño ornamental realizado simplemente a base de motivos vegetales, pero tiene una simbología muy interesante. En la parte inferior hay una concha, que significa renacer, la resurrección. La Virgen es el origen de esa nueva vida que es Cristo. De ella, brotan hojas de acanto, símbolo desde la mitología griega de la felicidad eterna. Por tanto, mi interpretación es que, por medio de María nace Cristo, que nos dará la felicidad en la vida eterna.

Detalle de la bambalina frontal. Palio Ntra. Sra. de las Lágrimas. Foto: Rafa Cazalla.

Un aspecto que me gustaría resaltar en relación a las imágenes cristíferas es la corona de espinas que, lejos de ser un símbolo, se trata de un elemento real. A Cristo le pusieron una corona de espinas, por ese motivo debe portarla siempre. Alguna vez hemos visto a los crucificados sin coronas de espinas, incluso hemos oído decir cosas como “así está más guapo”. Pero si se la quitamos, eliminamos un momento que sucedió así, y dejamos los regueros de sangre descubiertos y sin sentido, porque son producidos por esas espinas. Es decir, alteramos la representación, acabamos con el significado de lo que estamos celebrando. Sin embargo, las potencias son símbolos de la divinidad de Cristo y a veces, como también hemos visto, se han eliminado por capricho. Sin ellas, Jesús está representado como hombre, pero no como Dios. Por ello es un error quitar estos atributos por simples gustos personales, siempre y cuando la imagen haya sido concebida por el autor para portar corona de espinas y/o potencias, como es lógico.

Cristo del Consuelo sin corona de espinas ni potencias. Foto: Rafa Cazalla.

Hay un elemento muy típico en los distintos enseres que podemos ver, por ejemplo, en los respiraderos del paso de palio de Ntra. Sra. de las Lágrimas o en una de las sayas de Ntra. Madre de Dios y del Rosario. Me estoy refiriendo a la cornucopia o cuernos de la abundancia; un atributo que procede de la mitología griega y cuyas representaciones originales era el cuerno de la cabra lleno de frutas y flores. Ésta se adaptó al cristianismo por su simbología, aludiendo a la riqueza espiritual y la prosperidad.

Cuernos de la abundancia.
Detalles del respiradero del palio de Ntra. Sra. de las Lágrimas y de la saya de Ntra. Madre de Dios y del Rosario. Foto: Rafa Cazalla.


El mundo cofrade, como podemos ver, está cargado de simbología de la que sólo he puesto unos pequeños ejemplos con ánimo de ilustrar, de manera que puedan servir tanto al cofrade como al que presencie un cortejo en la calle. Todos aprendemos de todos y de eso se trata, de seguir creciendo juntos.

Ahora intentemos poner en práctica todo esto y, sobre todo, disfrutemos de estos días.

A todos en general os deseo una provechosa Semana Santa. Y a los cofrades en particular, una buena Estación de Penitencia.


Este pequeño artículo fue publicado en la Revista Tarifa al Día, en su edición de Semana Santa del año 2023. 

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