El debate está servido

 

Thomas Cole. El arco de Nerón. 1846

La pandemia y, sobre todo, en la primera mitad del año 2020 hizo mella también en el mundo de la cultura. Los museos cerraron sus puertas y, cuando pudieron abrirlas, el aforo fue y sigue siendo limitado y controlado. Esto supuso una gran pérdida de ingresos por la falta de visitantes y las instituciones tuvieron que hacer frente a tal carencia para poder afrontar los gastos y el mantenimiento. Algunas, tanto en Europa como en Estado Unidos como la Royal Academy de Londres y el Brooklyn Museum de Nueva York, se decidieron a vender parte de sus colecciones, a pesar de la oposición de muchos críticos e historiadores del arte.

Esta semana, concretamente el pasado 19 de mayo de 2021, la casa de subastas Sotheby’s puso a la venta 15 obras de distintos museos, entre los que destaca el Newark Museum of Fine Arts con la pintura “El arco de Nerón”, un lienzo realizado por Thomas Cole en 1864 por la que se obtuvo 988.000 dólares (impuestos incluidos). Sin embargo, esta venta no fue ni la única ni la que obtuvo la puja más alta, siendo “Hojas de roble” de Giorgia O’Keeffe la que alcanzó a los 1.169.500 dólares.

La directora del Museo de Newark, Linda Harrison, se defendía diciendo que la venta representaba una pérdida de menos del 1% de las 130.000 piezas que posee la institución, es decir, que estamos hablando de entorno a unas 1000 obras.

Ante esto… ¿Consideráis lícito que los museos vendan parte de sus colecciones para paliar los efectos de la crisis económica? ¿Cuál es la prioridad, el mantenimiento de las colecciones para futuras generaciones, o evitar despidos manteniendo así puestos de trabajo? ¿Se están tratando las obras de arte como acciones de un banco, o como un patrimonio que hay que preservar? ¿Pensáis que es mejor ser imaginativos y plantear nuevos recursos, o por el contrario sois partidarios de que se venda patrimonio? ¿El patrimonio vendido, puede ser un patrimonio perdido?

El debate está servido.

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